Cuando se trata de imaginar como serán esas fiestas exclusivas de reyes y aristócratas, vienen a la mente fincas de grandes dimensiones, con exteriores e interiores de una belleza sublime, con suficientes atracciones para entretener a señoras y señoras, como una plaza de toros o una piscina. Ni más ni menos, un lugar como finca Aguasanta.
Como reyes, pues, debieron sentirse Paco y Mónica en el día de su enlace matrimonial. Y como después de una boda lo único que deben quedar son buenos recuerdos, el personal de la propia finca y de nuestro catering se volvió a afanar por dar lo mejor de sí mismo.
No era la primera vez que trabajábamos juntos en este rincón de la dehesa extremeña. Y la armonía fue, una vez más, perfecta.
El menú y la decoración apropiadas para el espacio
Conjugar el sabor de toda la vida con el dominio de la técnica para potenciar esos sabores de siempre y para ganar en lo visual de la presentación, ese el propósito de nuestro catering. Y eso fue lo que se hizo también en esta boda en finca Aguasanta.
Era y eso y hacer el montaje de acuerdo al espacio para que el resultado fuera el deseado. Así, el buffet de quesos ofrecía vistas a la dehesa, y las tiendas que cobijaban a cortadores de jamón bordeaban un largo de la piscina.
El mesero volvió a hacer las delicias de los invitados, visualmente hablando. Sendas estructuras efímeras hechas con bambú sostenían un tendendero de tul blanco en el que se colocaron las nombres, en etiquetas que se asemejaban a pequeños trozos de madera. La composición se completó con pequeñas florecillas silvestres en blanco y con un farol plateado con velas blancas en el interior.
Poco más había que hacer además de resaltar el blanco de la mantelería y de los uniformes sobre el verde del exorno. El atardecer sobre la dehesa hizo el resto, y las vistas eran espectaculares.
Catering El Cine
Boda en finca Aguasanta: Paco y Mónica