Toda esta presión puede caer en los novios y todos los actores que participan en la boda, pero también puede ocurrir que sea la figura del wedding planner quien se ocupe de algunos de estos encargos.
Cuando llega el banquete, uno de los momentos más complicados es el seating plan, es decir, colocar a los invitados en un determinado lugar. En la actualidad, son cada vez más parejas las que se animan con un banquete sin protocolo de mesas. Os mostramos a continuación cómo funciona esta forma de trabajar en las bodas.
Asignar solo las mesas
Una de las posibilidades de un banquete sin protocolo de mesas es asignar a los invitados en mesas pero sin asientos concretos. De ese modo podrán sentarse como les apetezca. Esta es la práctica más común en las bodas y con ella se ahorra mucho trabajo.
Asientos libres y mesas reservadas
Una segunda opción más informal y libre es permitir que los invitados se sienten donde quieran y dejar solo varias mesas asignadas para los familiares más cercanos, las personas mayores y el cortejo nupcial.
El modo de diferenciar estas mesas asignadas es disponer estas mesas de una forma diferente al resto o avisar de algún modo en la recepción, con un mesero por ejemplo, de esta disposición del banquete.
Mesas alargadas y total libertad
El grado máximo de banquete sin protocolo de mesas es colocar varias mesas alargadas, de unas 30 personas cada una, para que los invitados se sientan libremente donde estén más cómodos. Las mesas ovaladas o rectangulares también contribuyen a crear un ambiente más informal y menor dispersión, y facilitan la tarea a los camareros.
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¿En qué consisten los banquetes sin protocolo de mesas?