Todo el mundo conoce las bodas de oro y las de plata. Las primeras son todo un hito, porque implica mantenerse casados por 50 años. Las de plata son más llevaderas, pues se alcanzan si se cumplen 25 años de matrimonio.
Cada año que se cumple como matrimonio recibe una denominación, y en el caso de los siete años, esta nomenclatura nupcial es las bodas de lana. Esta tradición de dar nombre a los aniversarios implica escoger materiales u objetos que vayan desde los más frágiles en los primeros años a cada vez materiales más duros, que representan la fiabilidad del matrimonio.
¿Qué son las bodas de lana?
La lana es un material textil muy cálido y resistente. Simboliza, en el tema nupcial, un grado de asentamiento del matrimonio ya muy alto, cuando la relación ya está totalmente asentada y muy fortalecida.
A su vez, el séptimo año de casado tiene también el aura del número 7, al que históricamente se le han atribuido propiedades especiales. Pitágoras decía de él que era el número perfecto, y Dante Alighieri lo usaba simbólicamente en sus obras. Hasta en la Biblia es frecuentemente mencionado.
¿Qué regalar en las bodas de lana?
Otra tradición asociada a los aniversarios nupciales es hacer regalos dentro de la pareja con el material o el textil que se va cumpliendo. En este sentido, si son bodas de lana, las opciones son muy variadas, desde gorras, bufandas, jerséis y otras prendas de ropa, mantas y ropa de cama; hasta muñecos, llaveros, cojines o juegos de ganchillo y crochet.
Tras las bodas de lana llegan las de bronce, que suponen el octavo año como matrimonio, y después de estas las de arcilla. La cuenta continúa hasta cumplir un siglo estando casados, que en ese caso se denominan bodas de hueso. No obstante, tenemos serias dudas de que una pareja haya alcanzado tal hito.