Una boda al aire libre es toda una experiencia, pues permite disfrutar del aire fresco, más libertad de movimientos. La mayoría de estas bodas se celebran durante primavera, verano y las primeras semanas de otoño, cuando todavía las temperaturas no son tan bajas.
Si te gustaría celebrar tu boda al aire libre, presta atención a los siguientes consejos.
Ojo con la temperatura
A la hora de programar tu boda es imposible saber con exactitud la temperatura que va a hacer el día de la celebración. De modo que, si hace mucho calor, vamos a necesitar abanicos para bajar la sensación térmica e incluso colocar sistemas de refrigeración con difusores de agua, así como mucho espacio de sombra.
Y por supuesto, si llueve, acudir a un lugar para resguardarse.
Tener un plan B
El consejo anterior nos lleva irremediablemente a esta práctica. Aunque tu deseo irrefrenable sea celebrar una boda al aire libre, puede que no sea posible si las inclemencias meteorológicas no lo permiten.
Así, es interesante reservar un plan B en el mismo lugar de celebración: un salón interior, carpas que resguarden de la lluvia o el calor, etc.
Sacar partido de la decoración natural
En las bodas la decoración es un elemento fundamental, pero si hablamos de una boda al aire libre, la decoración debe estar puesta al servicio de los elementos que van a formar parte de la boda, como los árboles, el césped, el atardecer e incluso el cielo estrellado.
Comodidad para los invitados
Un último aspecto a cuidar es la comodidad de los invitados. Si hay césped, el firme no es tan plano como en un salón, por lo que debemos pensar en tapones de plástico para los tapones de plástico. Otro asunto es el de poner sillas o banquetas para quienes quieran sentarse, aunque sea una boda al aire libre de carácter más informal.
Catering El Cine
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