Desde que deciden casarse, el día de la boda ocupa las mentes de los novios. Se imaginan la boda de sus sueños, cuadran presupuestos, hacen un sinfín de llamadas, tienen reuniones para que todo salga como ellos quieren, para poder agasajar a quienes van a acompañarles en un día tan bonito.
Cada uno configura su boda como quiere y como puede, pero estamos en condiciones de afirmar que todas las parejas lo preparan todo con muchísimo cariño. Que nos elijan, como lo hicieron Lorena y Gonzalo, siempre es un motivo de orgullo, una razón para exigirnos cada vez más y poder seguir a la vanguardia. Fue lo que tratamos de hacer en Hacienda La Moharra.
Una boda en Hacienda La Moharra
Se ha convertido en la elegida en cientos de ocasiones, y la verdad es que no nos extraña. Está a pocos minutos de la capital, empezó a escribir su historia hace siglos y tiene el encanto de aquellos palacios rurales que servían de centro de operaciones en las explotaciones agropecuarias que les rodeaban.
En una época del año en la que todavía está permitido, los novios quisieron aprovechar sus exquisitos espacios exteriores, tanto para la recepción como para el banquete, en una tarde-noche de lo más apacible.
Entre los invitados se abrían paso nuestras primeras tapas, como los vasitos de ensaladilla, las gambas fritas, el pulpo, el gazpacho de remolacha o la tabla de quesos. Cuando la buena gastronomía, la belleza del entorno y el estar rodeado de amigos y familiares se unen, resulta una velada perfecta. Nos encantan las bodas.
Lorena y Gonzalo: viajeros empedernidos
Esta boda en Hacienda La Moharra estuvo cargada de detalles de lo más originales. Ejemplo de ello es el pequeño juego que se proponía a los invitados antes de entrar que, además de ayudar a su ubicación, servía de bodegón decorativo con una temática muy concreta: los viajes.
La bonita pareja comparte muchas cosas, y una de ellas es la ilusión por descubrir lugares nuevos cuando se puede. Por eso sus destinos tuvieron un papel destacado.
Los faroles, las jaulas y flores, las luces, las figuras de los centros de mesa, los candelabros o las letras, terminaban de conformar el ambiente más idóneo en una boda íntima y llena de encanto.
Catering El Cine
Boda en Hacienda la Moharra con Lorena y Gonzalo